Consejos para las salidas a la calle con los niños

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Tras unas semanas dedicadas a ofrecer opciones de ocio y entretenimiento virtual, es un alivio poder escribir estas líneas con recomendaciones para el disfrute de un paseo al aire libre con los más pequeños de la casa. Sobre las maneras de divertirse, los niños nos pueden dar muchas lecciones. No vamos a detenernos en este punto, pero sí en cómo planificar mínimamente las salidas de casa después de este periodo de confinamiento, con el objetivo de que sean lo más satisfactorias posible para todos.

Antes de salir

Las reglas impuestas por el Gobierno marcan la distancia social de dos metros entre diferentes grupos de familiares, no más de tres menores de 14 años por adulto, no más de una hora en el exterior, ni una distancia superior al kilómetro del hogar, entre las 12 horas y las 19 horas de cada día. No tocar el mobiliario urbano ni de ocio, ya que tampoco puede accederse a los parques infantiles. Todas estas restricciones necesarias e inevitables, sin duda, pero a las que los padres deben intentar no añadir más, para que el paseo no se convierta en una experiencia de continuas prohibiciones. Para conseguirlo, es aconsejable empezar a organizar la salida desde casa y mentalizar a los pequeños de lo que se avecina.

Antes de salir, conviene explicarles bien las condiciones del paseo: el tiempo que durará y el recorrido previsto, por ejemplo. Es la mejor manera de evitar disgustos, sustos o pataletas posteriores. Hay que dejar claro que es el adulto quien manda, aunque la prioridad sea el entretenimiento del menor.

Es una muy buena idea trazar un recorrido previo. Puede incluso disfrazarse de mapa, y planteárselo al menor como un juego. Una ruta a descubrir de salida y regreso a casa. Una especie de callejero con elementos urbanos o naturales que él/ellos conozcan y puedan buscar para hallar el recorrido marcado.

Eso sí, una advertencia al respecto: comprobar la meteorología con antelación y antes de proponer nada, pues los niños no aceptarán la excusa para un cambio de planes.

Una cosa más. Cuando todo esté listo, salir debe ser un gran momento, algo que apetece y se hace voluntariamente. Si algún niño, atemorizado por las informaciones del confinamiento o reticente a la actividad por cualquier motivo, no quiere salir a la calle, no debe obligársele de ningún modo. Habrá que razonar y negociar, o dejarlo para mejor momento.

En la calle

Una vez en la calle evitemos cualquier comentario, orden o recomendación que pueda transmitir intranquilidad o infundir temor. Aunque mantengamos las distancias, debe interaccionarse con normalidad con otras personas o grupos. Saludos alegres y festivos, pero sin contacto físico. Deteniéndose lo mínimo, pues los niños no entenderán no poder acercarse a otro niño parado frente a él.

Sobre el uso de las mascarillas, recordemos que no son obligatorias, y pueden causar miedo a los más pequeños o inseguridad a los demás. Si se cumplen las normas autorizadas, no son necesarias.

Hemos ganado la calle después de más de un mes. Mucho tiempo para todos, pero sobre todo para un niño, que puede incluso haber olvidado algunas sensaciones. Puede ser muy beneficio incidir en ello durante el paseo. Hacerles notar la brisa en la cara, la agradable sensación del sol sobre nosotros. Que reparen en el canto de los pájaros, o en el susurro del viento moviendo los árboles. Es algo muy diferente a lo que hay en casa, y lo agradecerán, además de disfrutarlo.

Estas salidas tan esperadas y deseadas en el seno familiar son una excelente oportunidad para establecer lazos emocionales. Para compartir experiencias emocionantes, que a menudo escasean en nuestro vertiginoso día a día de esa llamada normalidad. Aprovechémoslas.

En cuanto a las horas más aconsejables, lo cierto es que, aunque el Gobierno haya marcado la franja entre las 12 a las 19 horas para este el paseo con menores, las más recomendables son aquellas con sol y buena luz, para que los niños puedan jugar en las mejores y más saludables condiciones posibles.