¿Qué es la economía sumergida?
Seguro que alguna vez has oído hablar de la economía sumergida. En Cetelem te explicamos en qué consiste, sus consecuencias y cómo erradicarlas.
Todo el mundo ha escuchado hablar, alguna vez, de la economía sumergida o, lo que es lo mismo, el dinero B o dinero negro. Esto supone un gran problema para los diferentes países, puesto que no se declaran legalmente todas las actividades económicas que se llevan a cabo y, por lo tanto, se escapan del control de la Administración y la Seguridad Social. Así, el país deja de cobrar los impuestos necesarios para conseguir que la economía fluya como debería hacerlo, empobreciéndose y teniendo consecuencias negativas sobre sus ciudadanos.
España es uno de los países de la zona euro donde hay más economía sumergida y, por lo tanto, uno de los países europeos que más medidas está tomando para poder controlarla.
Consecuencia de la economía sumergida
La economía sumergida genera cerca de los 170 millones de euros, provocando que más del 16% de la riqueza de España sea dinero negro. En consecuencia, el país deja de ingresar cerca de 26 millones de euros. Además, se pone en riesgo el bienestar de los ciudadanos y a todas las personas que se encuentran ejerciendo en condiciones no declaradas, ya que no disponen de ningún tipo de protección, beneficios sociales ni derechos laborales. Por lo tanto, con la economía sumergida lo que se consigue es fomentar que la recaudación estatal disminuya significativamente, que la reputación empresarial española sea muy negativa y que los empleados estén sometidos a una gran vulnerabilidad laboral.
Ejemplos de economía oculta
Identificar cuándo se está intentando ejercer la economía sumergida no resulta, para nada, complicado. Algunos ejemplos pueden ser: trabajar horas extras y cobrarlas en mano sin incluirlas en la nómina, contratar servicios sin incluir el IVA correspondiente o sin generar las facturas pertinentes, la compraventa de bienes sin declarar para eludir pagar los impuestos…
¿Cómo erradicarla?
Acabar con la economía sumergida no es una tarea sencilla. Se necesita la completa colaboración de los ciudadanos y parece que, en la actualidad, no hay suficiente conciencia colectiva del gran perjuicio que supone para el país.
En España se están intentando tomar diversas medidas para poder erradicar este problema y frenar la evasión de impuestos. Uno de los pasos que se están llevando a cabo es, por ejemplo, controlar el movimiento del dinero. Para ello, cuando una persona acude a cualquier banco a ingresar una cantidad igual o superior a 1000 euros, el empleado de la oficina debe solicitar los datos personales de quien ingresa el dinero y de quien lo va a recibir. Los bancos están obligados a facilitar esta información a la Administración, si la solicita, para que pueda controlar con más precisión todos los movimientos sospechosos. Otra de las medidas tomadas, fue conseguir activar una amnistía fiscal que permita consultar las deudas pendientes con la Administración. Además, para todos los contribuyentes que residan en España, ya es obligatorio informar el patrimonio que tengan en países extranjeros, debiendo tributar por ellos y pagar el IVA correspondiente en caso de compra-ventas.
Tanto Hacienda como la Seguridad Social, se han concienciado en llevar a cabo inspecciones periódicas a las empresas y aplicar duras sanciones a aquellas que eludan pagar impuestos o no coticen en la Seguridad Social.
La implicación ciudadana
Pero, como en todo lo importante que afecta a un país, la implicación de los ciudadanos es fundamental. Por ello, se están llevando a cabo campañas de concienciación para animar a todas las personas a denunciar las prácticas de la economía sumergida. Los ciudadanos deben entender que esta práctica es ilegal y les afecta directamente a ellos. Así que, para evitarla, se les insta a denunciar, aunque sea de forma anónima, a las empresas que lo están fomentando.